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Las Mujeres No Todas Somos Iguales: Descolonizar el Feminismo


Dicen por ahí que el feminismo nace con la Revolución Francesa. La hegemonía de la perspectiva occidentalizante de la Historia no me da la seguridad de que así sea, pero si así lo es, el feminismo nace ya con el pecado original de esa Revolución – creer que debemos ser tratades todes por igual porque todes somos iguales.

He vivido seis años en Latinoamérica y seguro que viviré muchos más. Durante esos años, conviviendo con compañeras de muchos puntos diferentes de ese infinito continente, me chocó la resistencia que muchas tenían en denominarse de feministas. Esa resistencia no era generada por el engaño a que nos lleva el patriarcado de creer que el feminismo es el machismo al revés. No. Esa resistencia venía de otro acto más de lucha contra la supremacía del occidente colonialista. Cegada por el ego y la ignorancia, lo que me tomó a mi mucho tiempo entender, es que para muchas mujeres latinoamericanas, originarias/indígenas, mestizas, negras, asiáticas o blancas, identificarse con el feminismo significa rendirse a ese proceso maldito que es la asimilación; y tratar de exigir ser tratadas por igual, porque también son iguales. Identificarse con el feminismo significa ser tratadas por igual porque anulan sus diferencias; porque anulan su identidad; porque anulan su cultura. Porque, al fin, rendidas, terminan siendo iguales.

El feminismo occidental blanco, nacido en la clase media burguesa, desarrollado casi exclusivamente en los medios académicos, sigue siendo, en su afán de liberar a las mujeres, un brazo más del colonialismo. Lo que ha olvidado este feminismo, durante ya más de un siglo, es que mujeres somos muchas y no todas somos iguales. Las mujeres no todas somos iguales porque no todos los cuerpos femeninos viven las mismas opresiones. Y no todas somos iguales porque no todas nos encuadramos en las mismas filosofías o cosmovisiones.

Así ha nacido el feminismo comunitario, de otro acto de resistencia de las mujeres originarias latinoamericanas. No me propongo a explicarlo aquí, porque no sé todavía lo suficiente sobre ello y porque cuando lo sepa, tampoco es de mí que deben aprenderlo. Pero me entraron las ganas de escribir y reflexionar. Y quien sabe, tal vez alguna compañera que todavía no lo conozca lea esto.

El feminismo comunitario es un concepto tratado primeramente por Julieta Paredes, escritora, activista, poeta y muchas cosas más. Se identifica como mujer, Aymara, boliviana, lesbiana, urbana. Paredes define el feminismo comunitario como “la lucha y la propuesta política de vida de cualquier mujer en cualquier lugar del mundo, en cualquier etapa de la historia, que se haya rebelado ante el patriarcado que la oprime”. La escritora concibió el feminismo comunitario desde de su propia herencia como mujer originaria, dando continuidad a una Historia que, como bien nos recuerda, fue interrumpida por la destrucción del colonialismo. Así, el feminismo comunitario es un feminismo que se hace, que huye de la academia e incluye a los saberes no académicos. Es un feminismo que se denomina comunitario como propuesta alternativa a la sociedad individualista. La comunidad, en este sentido, incluye a todas las comunidades – a cualquier agrupamiento humano que se construya, agrupe y coopere.

Como nos dice Lorena Cabnal, otra de las grandes impulsadoras del feminismo comunitario, se trata de “reconocer a la cosmovisión de cada pueblo e inserir el feminismo dentro de esa misma cosmovisión, permitiendo que la emancipación se haga dentro de la idea de plenitud de vida que cada pueblo construye”. Lorena Cabnal, activista y pensadora, es una mujer originaria, Maya-Xinca, guatemalteca. Cabnal destaca la importancia de reconocer que la lucha de las mujeres indígenas frente al patriarcado ancestral originario, no se puede separar de la lucha contra el patriarcado resultante de la invasión colonialista y de la lucha contra el despojo de sus territorios. Efectivamente, el concepto del “territorio cuerpo” es uno de los vectores del feminismo comunitario, que también nos habla del tiempo, del movimiento y de la memoria.

Julieta Paredes y Lorena Cabnal son dos de las voces del feminismo comunitario y pueden encontrar diferentes recursos y escritos de ellas en Internet. Abajo dejo el link del texto de Paredes, fundador del feminismo comunitario: Hilando Fino – Desde el Feminismo Comunitario.

Hace falta que el feminismo blanco occidental, dentro y fuera de la academia, deje de mirarse a sí mismo y empiece a mirar hacia fuera. Hace falta crecer y descolonizar, si no seguiremos colonizando a los demás y a nuestras propias mentes. A mí, el feminismo comunitario me ha enseñado mucho, pero si alguien me obligara a elegir una sola cosa, lo que más me enseñó fue a escuchar. Escuchar, escuchar más aún y aprender. No lo he dicho nunca en público, pero yo me he hecho persona en Latinoamérica. Antes era un solo pedacito de mujer y fueron las enseñanzas de las mujeres de ese continente de culturas infinitas que me fueron regalando los pedacitos que faltaban. El feminismo comunitario ha sido un pedacito más de esa construcción. Espero que a alguna más le sirva, para que, como dicen las zapatistas, cada una pueda hacer lo suyo a su modo, yo aquí y tu allá.

http://mujeresdelmundobabel.org/…/Julieta-Paredes-Hilando-F…

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